El proceso educativo, está orientado al desarrollo
integral del estudiante; enseñanza y aprendizaje orientados al mismo objetivo,
obtener aprendizajes significativos, veraces, conscientes, intencionales, donde
el estudiante tome conciencia incluso de las operaciones del intelecto que
intervienen en su proceso de aprendizaje, y tome las decisiones pertinentes
para llevar a cabo de manera eficiente sus actividades de aprender, es por ello
que el docente de hoy, debe enfrentar los cambios con visión
innovadora, debe actualizarse y contribuir a que los estudiantes puedan
aprovechar y usar las herramientas más eficaces y eficientes, para promover el
cambio educacional que la inclusión de las tecnologías en la enseñanza.
Bajo los
señalamientos anteriores, Chadwick (citado en Cebrián, 2003), plantea que el
constructivismo social es una posición epistemológica que explica el origen del
conocimiento, da cuenta de la evolución de los procesos en la construcción del
conocimiento, tiene un sustento epistemológico y se manifiesta en las formas de
aprender de una persona en sociedad; el constructivismo es la teoría, el
fundamento científico de una forma de educar y organizar el proceso de
enseñanza. Es así como el aprendizaje cooperativo, es la propuesta más
reconocida del constructivismo como teoría psicopedagógica; es la forma
práctica de hacer realidad una teoría. La aplicación consecuente y de modo
creativo de la metodología del aprendizaje cooperativo hará posible la
construcción social del conocimiento del alumno.
En este sentido
Cebrián (2003), señala que el constructivismo social presupone que el
estudiante es protagonista en el logro de sus aprendizajes, y puede mejorar sus
habilidades de comunicación y sus redes sociales en una acción interactiva con sus compañeros. El
constructivismo plantea el desarrollo personal haciendo énfasis en la actividad
mental constructiva, actividad auto constructiva del sujeto para lo cual
insiste en lograr un aprendizaje significativo mediante la necesaria creación
de situaciones de aprendizaje por el maestro, que le permiten a los alumnos
una actividad mental y también social y
afectiva que favorece su desarrollo.
Otro factor a considerar
es que el constructivismo plantea el pleno y consciente desarrollo del
pensamiento y el lenguaje mediante actividades en la que el maestro “enseña”;
sólo hasta después que los educandos han intentado por sus propios medios y con
la ayuda de él y de otros alumnos del grupo mueve a cada alumno en su “zona de
desarrollo próximo” de modo tal que pasen de un estado de “no saber” a “saber”
y de otro de “no saber hacer” a uno de “saber hacer” para así en sucesivas
aproximaciones a través del curso escolar el alumno pase a un nuevo estadio de
desarrollo, en otras palabras de “Ser”. El alumno es el mismo, pero distinto
por los aprendizajes que le permiten alcanzar nuevos estadios de desarrollo y
lo van transformando gracias a la construcción de su personalidad.
Bajo este contexto,
el docente es un promotor del desarrollo y como tal de la autonomía de los estudiantes,
es el mediador entre el estudiante y el contenido de enseñanza. Su papel no
consiste en trasmitir información, hacerla repetir y evaluar su retención; pero
sí, en crear una atmósfera afectiva, de respeto y tolerancia en la cual, entre
todos, cada uno construya su conocimiento mediante situaciones que se
caracterizan entre otras cosas por sus problemas y conflictos cognoscitivos,
posibles de solucionar y generadores del desarrollo.
En relación al uso de
las TIC, las teorías cognitivas de transmisión del conocimiento se ven superadas
en el plano teórico por los principios constructivistas (Barajas y Owen, citados
en Cebrián, 2003), señalan que además parecen ser más adecuadas para la
elaboración de las necesarias herramientas de producción, comunicación y
coordinación por lo tanto refuerza el sentimiento de solidaridad, disminuye la
sensación de aislamiento, y promueve la motivación de los integrantes del grupo
favoreciendo una mejor productividad.
En ese sentido Sancho
(2001), señala que, el ser humano es un sistema complejo cuya conducta pretende
explicar la psicología a través de diferentes procesos cognoscitivos. Cuando el
estudiante se relaciona con otros a través de las TIC, es posible buscar una
explicación sociocultural a esta interacción de los procesos entre él y la
computadora, por la comunicación que se establece en los distintos espacios,
como: a) Curso en línea. Se crea en un ámbito virtual sobre una plataforma, hay
una programación, materiales educativos y un asesor que coordina, guía y ayuda
a los estudiantes en la construcción del aprendizaje. b) Foros de mensaje, de
opinión o de discusión, que son aplicaciones web donde es posible dar puntos de
vista, opiniones, comentarios y reflexiones en línea. c) Chat, un sistema donde
dos o más estudiantes se comunican a través de internet en forma simultánea;
esto es, en tiempo real por medio de texto, audio y video. d) El correo
electrónico permite enviar mensajes escritos desde una terminal donde se
encuentra un estudiante, a otro que mediante otra terminal esté conectado a la
red. El receptor recibe el mensaje, que puede quedar almacenado para su
consulta. e) Internet es un sistema a través del cual la sociedad guarda su
historia.
Finalmente, se puede
decir que la eficacia de las TIC en la enseñanza, está basada en la idea de que
con una buena estructuración y organización de las estrategias didácticas, se
permite mayor motivación y calidad en el aprendizaje, ya que el estudiante
puede invertir más tiempo en las tareas por estar motivado por un aprendizaje
soportado en tecnología, y porque puede realizar más tareas en menos tiempo. Es
decir, se incrementan los procesos de enseñanza y aprendizaje desde la
actividad colaborativa y participativa de los estudiantes.
Reseñadores:
Lcda. Elena Carolina Sánchez Ramírez
Abg. José Ángel Cornielles Hernández
Abg. Marcia Gabriela Torrealba Cañizalez
Prof. Jackson Rodrigo Parra Betancourt
Fuentes:
Cebrian,
M (2003). Enseñanza virtual para la
innovación universitaria. Madrid: Narcea.
Sancho,
J. (2001). Para una tecnología educativa.
(3era Edición). Barcelona: Horsori Editorial.
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