martes, 14 de abril de 2015

Teoría Constructivista Social



  El proceso educativo, está orientado al desarrollo integral del estudiante; enseñanza y aprendizaje orientados al mismo objetivo, obtener aprendizajes significativos, veraces, conscientes, intencionales, donde el estudiante tome conciencia incluso de las operaciones del intelecto que intervienen en su proceso de aprendizaje, y tome las decisiones pertinentes para llevar a cabo de manera eficiente sus actividades de aprender, es por ello que el docente de hoy, debe enfrentar los cambios con visión innovadora, debe actualizarse y contribuir a que los estudiantes puedan aprovechar y usar las herramientas más eficaces y eficientes, para promover el cambio educacional que la inclusión de las tecnologías en la enseñanza.
Bajo los señalamientos anteriores, Chadwick (citado en Cebrián, 2003), plantea que el constructivismo social es una posición epistemológica que explica el origen del conocimiento, da cuenta de la evolución de los procesos en la construcción del conocimiento, tiene un sustento epistemológico y se manifiesta en las formas de aprender de una persona en sociedad; el constructivismo es la teoría, el fundamento científico de una forma de educar y organizar el proceso de enseñanza. Es así como el aprendizaje cooperativo, es la propuesta más reconocida del constructivismo como teoría psicopedagógica; es la forma práctica de hacer realidad una teoría. La aplicación consecuente y de modo creativo de la metodología del aprendizaje cooperativo hará posible la construcción social del conocimiento del alumno.
 En este sentido Cebrián (2003), señala que el constructivismo social presupone que el estudiante es protagonista en el logro de sus aprendizajes, y puede mejorar sus habilidades de comunicación y sus redes sociales en  una acción interactiva con sus compañeros. El constructivismo plantea el desarrollo personal haciendo énfasis en la actividad mental constructiva, actividad auto constructiva del sujeto para lo cual insiste en lograr un aprendizaje significativo mediante la necesaria creación de situaciones de aprendizaje por el maestro, que le permiten a los alumnos una  actividad mental y también social y afectiva que favorece su desarrollo.
Otro factor a considerar es que el constructivismo plantea el pleno y consciente desarrollo del pensamiento y el lenguaje mediante actividades en la que el maestro “enseña”; sólo hasta después que los educandos han intentado por sus propios medios y con la ayuda de él y de otros alumnos del grupo mueve a cada alumno en su “zona de desarrollo próximo” de modo tal que pasen de un estado de “no saber” a “saber” y de otro de “no saber hacer” a uno de “saber hacer” para así en sucesivas aproximaciones a través del curso escolar el alumno pase a un nuevo estadio de desarrollo, en otras palabras de “Ser”. El alumno es el mismo, pero distinto por los aprendizajes que le permiten alcanzar nuevos estadios de desarrollo y lo van transformando gracias a la construcción de su personalidad.
   Bajo este contexto, el docente es un promotor del desarrollo y como tal de la autonomía de los estudiantes, es el mediador entre el estudiante y el contenido de enseñanza. Su papel no consiste en trasmitir información, hacerla repetir y evaluar su retención; pero sí, en crear una atmósfera afectiva, de respeto y tolerancia en la cual, entre todos, cada uno construya su conocimiento mediante situaciones que se caracterizan entre otras cosas por sus problemas y conflictos cognoscitivos, posibles de solucionar y generadores del desarrollo.
 En relación al uso de las TIC, las teorías cognitivas de transmisión del conocimiento se ven superadas en el plano teórico por los principios constructivistas (Barajas y Owen, citados en Cebrián, 2003), señalan que además parecen ser más adecuadas para la elaboración de las necesarias herramientas de producción, comunicación y coordinación por lo tanto refuerza el sentimiento de solidaridad, disminuye la sensación de aislamiento, y promueve la motivación de los integrantes del grupo favoreciendo una mejor productividad.
  En ese sentido Sancho (2001), señala que, el ser humano es un sistema complejo cuya conducta pretende explicar la psicología a través de diferentes procesos cognoscitivos. Cuando el estudiante se relaciona con otros a través de las TIC, es posible buscar una explicación sociocultural a esta interacción de los procesos entre él y la computadora, por la comunicación que se establece en los distintos espacios, como: a) Curso en línea. Se crea en un ámbito virtual sobre una plataforma, hay una programación, materiales educativos y un asesor que coordina, guía y ayuda a los estudiantes en la construcción del aprendizaje. b) Foros de mensaje, de opinión o de discusión, que son aplicaciones web donde es posible dar puntos de vista, opiniones, comentarios y reflexiones en línea. c) Chat, un sistema donde dos o más estudiantes se comunican a través de internet en forma simultánea; esto es, en tiempo real por medio de texto, audio y video. d) El correo electrónico permite enviar mensajes escritos desde una terminal donde se encuentra un estudiante, a otro que mediante otra terminal esté conectado a la red. El receptor recibe el mensaje, que puede quedar almacenado para su consulta. e) Internet es un sistema a través del cual la sociedad guarda su historia.
Finalmente, se puede decir que la eficacia de las TIC en la enseñanza, está basada en la idea de que con una buena estructuración y organización de las estrategias didácticas, se permite mayor motivación y calidad en el aprendizaje, ya que el estudiante puede invertir más tiempo en las tareas por estar motivado por un aprendizaje soportado en tecnología, y porque puede realizar más tareas en menos tiempo. Es decir, se incrementan los procesos de enseñanza y aprendizaje desde la actividad colaborativa y participativa de los estudiantes.



Reseñadores:


Lcda. Elena Carolina Sánchez Ramírez


Abg. José Ángel Cornielles Hernández


Abg. Marcia Gabriela Torrealba Cañizalez



Prof. Jackson Rodrigo Parra Betancourt
Fuentes:
Cebrian, M (2003). Enseñanza virtual para la innovación universitaria. Madrid: Narcea.

Sancho, J. (2001). Para una tecnología educativa. (3era Edición). Barcelona: Horsori Editorial.

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